La Filosofía Moderna, en el siglo XVII,  se inicia constatando que durante siglos y siglos los humanos han estado equivocados. René DESCARTES (1596-1650), equipado con el método de los matemáticos, inicia la aventura intelectual de cuestionar absolutamente todos los conocimientos recibidos e ir en busca de verdades indudables; ésta es su duda universal y metódica.

Constata la desconfianza de los datos sensoriales, detecta la debilidad de argumentos presentados como demostrativos, considera la dificultad para discernir entre estado de sueño y de despierto, incluso llega a suponer la existencia de un genio maligno engañador. No quiere que nada escape a la duda. Pero su duda no es  como la de los escépticos; su duda es provisional, un paso metódico con la esperanza de encontrar un primer principio indudable. Y la duda lo lleva más allá de la duda: la duda se autosupera. Esta es la primera verdad incuestionable o primer principio de su filosofía.